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La imagen comunica

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En cada década vemos algo que caracteriza a la mayoría de la gente, por ejemplo los 80’ es sin duda una época que no pasó desapercibida y se recuerda por su singularidad, se caracterizó por los excesos visuales, especialmente en la moda de los jóvenes que usaban el cabello hecho una maraña enlacada enorme y grandes cantidades de maquillaje. Por su parte, el grunge, fue el despertar de los 90, una época marcada por la influencia musical, pero también, por la moda como una forma de expresión, El pelo, para hombres y mujeres, se usaba largo y desordenado, o con peinados desestructurados en el caso de las mujeres.

 

En los 2000, entramos en otra década y lo que no ha pasado de moda son los tatuajes, Han existido durante todas estas y cada vez con mejores connotaciones, no obstante, y aunque todavía hay personas que miran dos veces cuando ven a alguien tatuado, para muchos sigue siendo atractivo e interesante. Buscando a un estudiante universitario dentro de la Institución, recorrí por cerca de una hora los rincones de la universidad, me percaté de una estudiante que se robaba la atención de los demás, por qué la miran tanto, me pregunté, Vestía short, medias veladas negras que hacían lucir el efecto de la longitud de sus piernas, camisa manga sisa de color amarillo, peinado un poco singular, dos colitas, capul y cabello blanco cenizo, estaba conversando con una compañera en la plazoleta central de la sede Bolívar, sus palabras entonan seguridad, tiene un tono de voz llamativo; de reojo pude ver que estaba tatuada, una perforación en la parte izquierda de su nariz, la primera impresión, daba para que todos pensáramos que era estudiante de diseño, quizás, la situación se debe a una cuestión estética y práctica, ¿la imagen comunica? o estamos tan acostumbrados a los estereotipos de que solo los estudiantes de diseño intentan transmitir mensajes a través de la apariencia física.

Para sorpresa, Estefanía Montero, es estudiante de séptimo semestre de psicología en la Institución Universitaria Los Libertadores, lleva en su cuerpo seis tatuajes, en su pecho una calavera de color negro con dos rosas a cada extremo, “Más allá de que me gusten estéticamente es lo que representan” comenta Estefanía. Este tatuaje, simboliza algo bonito y de gran valor, pues para ella la muerte no es algo malo sino una etapa más en la vida, de esta se despliegan dos tentáculos que van hasta la clavícula, le apasionan los pulpos por ser animales complejos, la razón, su desplazamiento e inteligencia. En su brazo izquierdo una calavera con hojas en la parte superior sin mayor significado, en su brazo derecho el cuerpo de una mujer con un ojo en el estómago, cabeza de flama y un diente de león, en sus piernas, más exactamente en el bíceps femoral izquierdo, la figura de una mujer sin ojos con hongos, representa el opuesto, lo malo, la parte oscura de la humanidad, por el contrario, en el bíceps femoral derecho el dibujo de un elefante, de su trompa expulsa agua, no es solo un animal, para Estefanía la percepción, las ilusiones que la acompañan, el líquido preciado que le sirve a la existencia, las cosas simples base de la vida. Su sexto tatuaje fue diseñado por un amigo ilustrador, es un antílope, una de sus figuras más particulares, pues es colorido y contrasta con su personalidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De pequeña estuvo sujeta a las decisiones impartidas por sus padres que son cristianos, ésta ideología religiosa que posiblemente nunca perderá ni vigencia ni atractivo, físicamente era otra, cabello largo y recogido, vestía siempre faldas largas, pues una mujer no puede usar traje de hombre, ni un hombre ropa de mujer, asistía a iglesias cristianas y su educación siempre la recibió en colegios cristianos. Llevar una vida espiritual es renunciar, quizá, a muchas conductas y conceptos, tanto del interior como del exterior; pero no todos los devotos, están llamados a hacer dicha renuncia en igual intensidad. Su afinidad con este mundo nos hace pensar en ella cuando tenía 16, año en el que inició primero con perforaciones, se cortó y tinturó el cabello de rojo, escuchaba otro tipo de música, asistía a otro tipo de eventos, gusta de bandas musicales indie, un género musical de gran diversidad que se originó en el Reino Unido y Estados Unidos en la década de 1980, presenta variados sub-géneros que incluyen al lo-fi, post-rock, indie pop, dream pop, space rock, en su mayoría enfocados al rock, entre sus bandas favoritas están Vetusta Morla, Love of Lesbian, Jungle Giants, Two Door Cinema Club, entre otras.

Según un estudio realizado por la Universidad Heriot-Watt de Escocia, La gente a menudo define su sentido de la identidad a través de su gusto musical, sus prendas de vestir e incluso, el empleo de ciertas palabras de la jerga. Acudo a este ejemplo, para explicar que su afición a este género musical, que comprometió en ella un cambio de look de manera radical, desde entonces viste colores oscuros en su mayoría, lo que desencadenó desazón entre sus familiares que preocupados se preguntaban por qué Estefanía estaba protagonizando este tipo de situaciones. “Este cambio trajo muchas consecuencias, precisamente por la religión en mi familia, pero no fue así como que me apartaran o me rechazaran, sino que les parecía raro que yo estuviera cambiando, tatuándome, pintándome el cabello y este tipo de cosas, les parecía extraño, pero no represento un problema grande y no fue para que me echaran de la casa o algo así, sino más de problemas y discusiones pero nada grave” expone Estefanía. Actualmente, mantiene una buena relación con su familia, con el paso de los años, a pesar de que ella se alejó de la religión y se interesó por otro tipo de creencias, su familia finalmente acepto su nueva forma de interpretar la vida. No cree en la existencia divina que castiga, ni en las tres grandes religiones occidentales motivadas por la idea que tiene la sociedad de creer en un solo dios o como es conocido el monoteísmo.

Estefanía se define como una joven extrovertida, en cuanto a su estructura mental, sus valores y principios, mantiene una posición sustancial, disfruta de ir al cine con sus compañeros y su novio, A pesar de que le gusta estudiar psicología, habría que decir que estudió lo que más se acercaba a la cosmología, ya que le hubiese gustado estudiar filosofía, un conjunto de doctrinas que se encarga de estudiar una variedad de problemas fundamentales sobre cuestionamientos acerca de la existencia, el conocimiento, la verdad y la moral, entre otras nociones que desde un punto de vista religioso, finalmente, fue un argumento más para que sus padres no estuvieran de acuerdo. Le gusta leer, las artes, el diseño, le llama la atención el hecho de crear, representar y plasmar en una imagen diferentes significados, por lo que a futuro quiere estudiar diseño gráfico.

La razones por las que las personas deciden tatuarse pueden ser variables, pueden tener un significado, por simple gusto o moda, en este caso por ejemplo, son considerados como una forma de expresar, de arte, de cultura e identidad, a través del cual pueden articular sus emociones y sentimientos, sin embargo, más allá de la razones, hay en el fondo, una serie de consecuencias que puede traer el decidir marcar el cuerpo con uno o varios tatuajes, más que problemas de salud, como una posible enfermedad o infección por los elementos utilizados por el tatuador, existe un prejuicio social hacía estas personas, motivado por el racismo y la ignorancia. Tener tatuajes en muchas ocasiones hace que una persona sea vulnerable a la discriminación en el campo social, muchas personas pueden opinar que se trata de una persona que busca llamar la atención, y que tal vez ha crecido sin afecto, este argumento corresponde muy bien a lo que la gente conoce como “una persona bien presentada”, también la gente suele otorgan los tatuajes y las perforaciones a personas irresponsables, que toma mala decisiones, indiferentes e inclusive delincuentes, es por ello que le pregunté a Estefanía acerca de esta condición..

 

¿Usted ha sido víctima de este tipo de discriminación?

 

Sí, muchas veces he notado como la gente me mira, cada uno tiene la libertad de pensar como quiera, pero no deberían existir ese tipo de estigmas hacia una persona que tiene tatuajes, yo le decía eso a mi mamá y eso fue un gran paso para que ella aceptará mi apariencia, que yo tenga tatuajes no cambia lo que soy. No me parece que las personas tengan que juzgar a alguien por su apariencia, por cómo se viste o por su físico, pero igual es algo que se da en nuestra cultura. ¿Y en el tema laboral? También, por ejemplo en este momento me encuentro buscando trabajo y en las hojas de vida lo primero que ven es la foto, en las entrevistas los tatuajes y así es muy difícil que me contraten, es por eso que en la práctica del dibujo y estas cosas, encuentro otra opción para el futuro, por supuesto estudiando diseño gráfico.

 

En el ámbito laboral, la presión, discriminación y la situación de las personas tatuadas, es aún más complicada, pueden existir nociones sobre el perfil de éstas y como podría afectar de alguna manera la imagen de la empresa, se cree que es antiestético y no va acorde con una buena presentación, lo que está fuera de ser una realidad, pues aunque es cierto que tener un tatuaje puede cerrar muchas puertas, este tipo de diseño sobre el cuerpo no alcanza a definir completamente a una persona. Desde este marco, es considerable afirmar que las oportunidades laborales para estas personas son limitadas, poniendo por encima de sus capacidades intelectuales su apariencia física, pues no se tiene en cuenta su nivel académico, o en dado caso, su experiencia profesional.

 

 

Redactada por: Yenni Camacho

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estefania Montero,es amante de los tatuajes y el indie rock.
Estefania Montero es amante del  indie rock.
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